Cuando pensamos en dominios inexplorados y fronteras misteriosas, vienen a la mente desiertos del mundo, los abismos profundos del mar, o el vasto universo. Sin embargo, existen misterios impenetrables e inexplorados dentro de cada uno de nosotros, y el cuerpo humano en muchos aspectos sigue siendo un objeto de estudio importante.
Hay numerosos casos que parecen desafiar todo lo que pensamos saber sobre la forma en que funciona nuestro cuerpo, y esos llamados “milagros médicos” sirven para mostrarnos que los reinos desconocidos de nuestro propio ser son tan extraños y misteriosos como los del mundo que nos rodea.
Uno de esos casos es el de un simple capataz ferroviario que sobrevivió milagrosamente a una lesión que debió haberle matado, y que lo situaría en la historia de las curiosidades médicas, donde permanece 170 años después.
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