Cuando se habla de universidades de élite, específicamente acerca de las renombradas Ivy League estadounidenses, todo el prestigio del conocimiento, las virtudes intelectuales y la tradición sale a relucir. Harvard, Yale, Brown, Columbia, Cornell, Princeton, Dartmouth y Pensilvania representan el sueño universitario de miles de jóvenes en Norteamérica y en el mundo. Sin embargo, ¿Qué pasa una vez que se es estudiante de las afamadas instituciones?
Por supuesto, el estudiante se ve inmerso en un nuevo mundo lleno de conocimiento, excelencia, riqueza cultural y diversidad. El orgullo de pertenecer a una Ivy League es inconmensurable, sin mencionar el gran valor que esto aportará al currículum del individuo de por vida. Este es el lado luminoso, pero ¿cuál es la otra cara de la moneda?
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