Las sociedades humanas siempre han tenido una sola reacción hacia lo desconocido y desconcertante: aislarlo y mitificarlo. Esto fue lo que ocurrió con Edward Mordrake, quien debido a un problema genético tenía dos rostros. Su segundo rostro se encontraba en la parte posterior de su cuello y cabeza. Sin embargo, eso no era lo más impactante con respecto a esta historia. Además, se decía que su otra cara era totalmente funcional y que pertenecía a una hermosa mujer.
Como era de suponer para la época, la posición social de este hombre de dos caras empeoraba el trato que recibía de las personas que lo rodeaban. Edward Mordrake era un burgués ingles que pertenecía al siglo XIX. Su madre era la condesa de Darlington, en Inglaterra. Por lo general, para esta fecha, los personajes de alta sociedad se mantenían en el centro del ojo público. No hay dudas de que su poder social y su malformación causaron grandes y crueles críticas hacia el joven.
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